+34 968 060 902

Cuando el perfeccionismo se convierte en tu peor enemigo

Piensa por un momento en todas las horas que has invertido a lo largo de tu vida repasando uno a uno cada detalle para que todo estuviera perfecto. O en la incomodidad tan grande que te produce un trabajo mediocre. Incluso en lo complicado que es para ti dar algo por finalizado, ya que siempre queda algo por mejorar antes de terminarlo.

El perfeccionismo es un arma de doble filo que se puede poner en tu contra y hacer peligrar tu bienestar.

Hoy quiero que puedas identificar si el perfeccionismo es un problema en tu vida y qué puedes hacer para que pase de ser tu enemigo a ser un talento que puedes potenciar.

El perfeccionismo es una traba

¿Reconoces esa sensación en la que si no lo haces tú no estará bien hecho? No tiene nada que ver con que creas que vales o sabes más que los otros. Más bien tiene que ver con una especie de autosabotaje con el cual no te estás dejando avanzar.

El Perfeccionismo puede ser una traba

Porque no importa el tiempo que le dediques o lo mucho que te esfuerces: la perfección nunca llegará.

Y en esa inversión de tiempo y esfuerzo mejorando pequeños detalles estarás perdiendo valiosas horas que podrías estar dedicando en hacer otros progresos. Pero tu mente te tortura y no te deja evolucionar.

El perfeccionismo tiene algo muy curioso y es que se centra en lo grandioso y olvida la dificultad de conseguirlo. Para que lo entiendas: nos fijamos en las grandes hazañas de otros, sin percatarnos de todo el esfuerzo e intentos fallidos que hay detrás.

El problema es que el perfeccionismo hace que nos olvidemos de todos esos intentos fallidos que los grandes excelentes llevan en su espalda. No tiene en cuenta todos los borradores de la novela exitosa, ni los negocios que fallaron antes de construir el gran imperio que admiramos, ni todas las veces que esa persona a la que idealizamos se cayó.

El perfeccionismo patológico nos hace dedicar más tiempo del necesario a detalles insignificantes

Y eso hace que seamos unos impacientes en busca del perfeccionismo enfermizo, en lugar de cultivar la paciencia del trabajo bien hecho que busca la excelencia a través de la mejora en el proceso.

Si crees que te identificas con todo esto, seguramente el perfeccionismo es tu peor enemigo. Eso sí, hay buenas noticias: el perfeccionismo se puede transformar en una virtud si sabes cómo gestionarlo correctamente.

Cómo evitar que el perfeccionismo sea tu peor enemigo

Disfruta del camino sin enfocarte en la meta

Cuando un corredor quiere alcanzar la meta, va metro a metro acercándose sin fijar su mirada en los cientos de metros que le quedan por correr. Y lo hace porque disfruta.

Para aplicar esta metáfora en tu día a día, simplemente enfócate en terminar pequeñas tareas en lugar de enfrentarte a su totalidad de golpe.

Solo por hoy: olvídate de criticar

Tanto las autocríticas como criticar a los demás hace que pierdas energía y se haga más difícil alcanzar lo que te propones. Ya sé que puede ser complicado no criticar el trabajo e alguien que no cumple con tus estándares de calidad, por eso mismo te propongo que lo intentes solo por un día (y después lo intentes otro, y otro). ¿Ves que sencillo resulta aplicar el anterior punto?

Para evitar el perfeccionismo patológico disfruta del camino sin enfocarte en la meta y aprende de tus errores para mejorar

Compararse no es inspirarse

Está bien que busques modelos con los que inspirarte y que te ayuden a ponerte metas retadoras, pero no los utilices para castigarte con duras comparaciones. Acepta tu realidad y aprende a mejorarla a partir de lo que es.

Esfuérzate en mejorar

Pero no siguiendo los estándares de otros, sino buscándole la respuesta a la pregunta: ¿cómo puedo ser mejor en esto? ¿Qué puedo mejorar para que todo me resulte más fluido?

Aprende de tus errores

Cada vez que te equivocas estás teniendo una oportunidad única con la que aprender para mejorar ese proceso. Date las gracias por oportunidades así. Muchos no saben ver los aprendizajes cada vez que tienen un error y se estancan en el mismo lugar para siempre.

Y precisamente para practicar este punto, quiero invitarte a compartir en los comentarios cuál fue tu último error y qué es lo que te enseñó.

Ahora, es tu turno.

2 comentarios

  1. Muy buen artículo. En mi trabajo, en muchas ocasiones, tengo que prestar especial atención a esta cuestión. No sería la primera vez que para conseguir el equilibrio en la composición de un cartel, elegir las palabras adecuadas para una publicación o dar las proporciones a la sección de una web me he descubierto empleando una cantidad de tiempo innecesaria en detalles de los que probablemente sólo yo seré consciente.

    Gran artículo chicas. Seguid así.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *